jueves, 24 de mayo de 2007

Uno, dos, tres, cuatro...

Bueno, hoy dejo un texto recien salido de la friolera, igual no se a quien se lo dejo ya que nadie entra a este espacio, pero en fin. Podría subir un par de textos de hace unos meses (tantas cosas he escrito por esa época) pero creo que ya se quedaron un poco en el tiempo, unos cuantos meses pueden parecer tan efímeros y eternos al mismo tiempo.
Mejor me dejo de decir boludeces que seguro que en la proxima me van a ver subiendo algo de esa época :P
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
La gente pretende conocerme, definirme, decir que yo soy de tal o cual forma. La gente dice “vos sos así”, te definen, te categorizan, pero… ¿con que te definen? ¿Con palabras?, palabras que en sí no valen nada, sin contenido, presas de una forma estereotipada de pensamiento, presas del maldito pensamiento superficial circulante. ¿Y así pretenden conocerte? ¿Comparándote con el sujeto post-moderno estándar? Utilizando causalidades simplistas.

Odio a los estereotipos, odio a las categorizaciones banales, odio a las personas que dicen conocerme por ciertos indicios, por efímeras muestras de sentido.

Pero acaso no se dan cuenta, ¿no pueden ver la complejidad?, ¿no pueden ver la multiplicidad que aflora a la superficie?, no pueden, al menos por un momento, dejar de categorizar todo lo que ven en esas rígidas estructuras.

Al parecer las primeras impresiones son las que cuentan, porque cuando una persona anuda un sentido, ya es difícil desatarlo después, y una vez consolidado hará todo lo posible para recortar su experiencia con tal de que esta coincida con aquella primera impresión. Y más aún, aquellas primeras impresiones siempre transitan los mismos caminos de sentido, una y otra y otra vez, retornando eternamente hacia las mismas asociaciones simplistas. Y lo peor de ello, es que la gente tiene tantas cosas naturalizadas que piensa que no hay otros caminos posibles.

¿Qué el hombre y el amor siempre fueron iguales a lo largo del tiempo? Esa es una de las tantas fábulas que tengo que escuchar en el maldito día a día, de personas que piensan que usar la cabeza sólo es una perdida de tiempo, que nosotros los filósofos (o los aspirantes a tal como su interlocutor) sólo perdemos el tiempo, que vivimos en un juego retorcido e interminable de palabras. Mmm tal vez lo sea, pero… ¿qué no lo es? ¿Qué no esta afectado por el lenguaje, por sus discursos?. Por ahí lo que ellos consideran lo más auténtico y original en ellos, o sea, su forma de sentir, también sea una construcción de este juego de palabras del que ellos tanto reniegan. Por supuesto no hay que caer en la visión reduccionista del lenguaje, LENGUAJE es todo tipo de significación, LENGUAJE es todo ese conjunto de elementos heterogéneos, ya sean palabras, impresiones sensoriales, gestos corporales, estados anímicos, todo ello es LENGUAJE, con todas las letras, como merece ser llamado. Por más que queramos no podemos escapar del LENGUAJE, él lo es todo, él nos acompaña desde aquel húmedo y prehistórico pasado que tanto me gusta mencionar en mis textos.

Por supuesto que ello no es lo único que nos constituye como seres animados e “inteligentes”, pero este nos atraviesa de tal manera, que regula nuestra forma de pensar, nuestra forma de sentir, nuestra forma de concebirnos como hombres. Siempre me pregunto como podría haber sido nuestra vida varios siglos atrás, y más aún me pregunto como sería una vida desprendida del LENGUAJE contemporáneo… Mmm creo que sería imposible, siempre tenemos que tener una idea de hombre, siempre tiene que haber una construcción, a menos que pretendamos ser seres inhertes en un constante estado vegetativo, siempre vamos a tener que significar, interpretar, construir. Siempre nuestra maldita subjetividad va a manchar todo. ¿Cómo serán seres pensantes de otros planetas? ¿De que forma “pensaran”?, que categorizaciones usaran, como explicarán el origen del mundo? ¿Como sentirán? ¿Cuáles serán sus naturalizaciones? Es interesante pensarlo, ¿serán similares a nosotros? En verdad lo dudo.

Volviendo al tema que interesaba en este breve escrito, ¿cómo pretender definirme?, ¿cómo pretender categorizarme?, ¿por qué pretenden aprisionarme?, definirme es imposible, ni tampoco lo quiero, y aún más, ni siquiera quiero usar esa palabra que se repetía tanto en otros textos, esa palabra de 2 letras, de la que pretendo escapar pero a la vez aparece una y otra vez como mi mas temida pesadilla recurrente. No!!! Ya no te quiero usar, lo único que haces es estructurarme, paralizarme.

¿Cómo definirme cuando siempre estoy cambiando, cómo definirme cuando nunca soy el mismo 2 veces, cómo podría definirse todo este torrente que emerge, todas esas manifestaciones inconciliables, múltiples, divergentes?. O sea, en ningún momento aparece la misma configuración, de acuerdo al momento, a la circunstancia, a la relación, siempre cambia. De todas formas no puedo pecar de ingenuo y dejar de lado que no haya estructuras rígidas dentro mío, de hecho las hay y muchas (vean como me definí anteriormente como intento de filósofo), pero aún así es mucho más lo múltiple que puede aparecer, siempre latente pero a la vez ausente, esperando ser liberado, liberado de aquel muro de ladrillos. Y por eso me es aún más difícil definirme, definirme cuando me esfuerzo por cambiar, mutar, derribar, atravesar, encarnar el mayor número de roles que me sea posible, hasta crear algunos otros que jamás fueron concebidos antes.

Parece paradójico pero creo que el no definirme, el cambio, el constante afluente turbulento es lo que me define, porque el día que pueda definirme por algo fijo, ese día el magma (que chorro) que le dio vida a estas palabras habrá desaparecido para siempre.


- Gente… mejor dicho Uno... maldito Uno!!!, despierta!!!, multiplícate!!!, conviértete en dos, en tres, en cuatro, y sigue hasta el infinito!!!


2 comentarios:

María dijo...

Iba a escribir muchas pavas y a manchar muchas teorías como la del estructuralismo de la cual aún no sé lo suficiente como para opinar. Empecé el comentario diciendo que me dejaste sin palabras y reaccioné... "justamente sin palabras". Lo que escribo ahora no es menos poco inteligente de lo que iba a comentar, pero me atrevo a decir un par de barbaridades: creo que allí esta la escencia, donde las emociones nos desbordan,donde los pensamientos se desencajan y nos paralizan... cada vez que nos quedamos sin palabras nos acercamos un poco más a ese infinito que nombras. (me puedo desdecir de lo que comento no?)ja

Jonathan dijo...

lo abandonaste