domingo, 24 de abril de 2011

Confesión

pasa,
en la vida,
todo pasa;
personas,
sensaciones,
amores.

el huracán
del devenir,
todo lo arrastra.
nos despoja,
no hay morada,
todo se transmuta,
nada perdura,
sólo un desierto.

pero,
un ojo,
se cierra,
escapa.
en él,
todo gira,
todo retorna.
las leyes,
se disuelven,
en un mundo,
fantasioso,
enterrado,
inconsciente.

y ahí,
nos reencontramos,
y ahí,
te siento,
cerca mío,
unidos.

no hay razón,
del por qué.
no hay salida,
de mi cabeza.
tu huella,
perdura.

lunes, 11 de abril de 2011

Perseo

A ustedes, hombres, es a quienes me dirijo.
Seres de polvo, producto de una mera casualidad,
yo simplemente les pregunto:

¿Por qué buscan ser aclamados?
¿Por qué sufren cuando el público les da la espalda?
¿Por que ansian tanto aquellos ojos?

Cómo los veo lamentarse, ahogándose en un infierno de lágrimas.
¿Por qué se dejan seducir por esos contornos?
¿Acaso no reconocen los cabellos de la gorgona?

-

Desde la primera gran civilización,
ya caen rendidos a los pies de los monumentos,
de todo aquello que los recuerda:
Del amor, la ciencia, la religión,
De todo aquello que los conecta con lo eterno

¿Acaso el mayor honor de la humanidad es ser una momia?
¿Tanto miedo les da su condición?
¿Es por eso que buscan hacerse de piedra?

Ustedes sí que son especiales,
son la única especie que en su afan de perpetuarse,
Desaparece.

-

Para poder cortar la maldición de raíz,
es necesario tomar cierta distancia.

El espejo, es su mejor arma,
no permitan que sea su mayor enemigo.

martes, 23 de junio de 2009

¿Diferencia o repetición?

El mundo gira constantemente, y sus tiránicos habitantes no quedan exentos. Ellos, en su lucha ferviente por no perderse en ese eterno torbellino, han decidido mutilar tal movimiento, rebanándolo en cuatro partes “iguales”. A pesar de que el parámetro utilizado para tal fin sea una nimia distancia con el sol, a nosotros eso no nos parece para nada insignificante, las pasiones bien pueden dar cuenta de ello.
Mi espíritu tampoco pudo quedar por fuera, y luego de esa breve reflexión ya había sido envuelto por ese extraño e incesante fluir, mientras me hallaba contemplando junto al verde el inicio de una nueva estación, observando la clase de sentimientos que sólo un poco más de calor puede generar.
Y es así, como en medio de ese hipnótico estado, algo de ese ardor comenzó a alcanzarme, haciendo aparecer frente a mí la figura de un hada, la cual llevaba un objeto bajo el brazo.
Como la estrechez de mi vista no me permitía discernir la forma de este, decidí preguntarle:

“¿Qué es lo que llevas ahí?“

“Es un presente para ti, un espejo, con un bonito marco de madera antigua.”


Ante esas palabras, acepté gustoso el obsequio, esperando reencontrarme una vez más con mi dulce vanidad. Entusiasmado, comencé a admirar el retrato que se iba conformando dentro de ese marco de pino. Pero en el instante en que logro observar la imagen con nitidez, un temblor sacude mis entrañas. Me quedé horrorizado al ver semejante reflejo, me repugnaba el hecho de que mi cuerpo pudiera dar tal imagen.

Imbuido por un precipitado desprecio, le devuelvo el espejo; y con él, cualquier posibilidad de que aquel rojo pueda volver a mancharme. Ella, ante mi reacción, me contesta:

“Anda, acéptalo, te lo regalo, comenzar a mirar tu imagen podría ser de gran ayuda para ti.”

“No, gracias, no lo deseo. No creo que esa imagen pueda hacerme algún bien.”

“¿Por qué lo dices?”

“No me interesa mi imagen. No me interesa si a los demás no les agrada.”

“Mientes, a todos nos importa lo que dicen los demás. Digas lo que digas, no puedes escapar a esa imagen que das.”

“Prefiero estar ciego a ver semejante monstruosidad. Hace tiempo que deje de usar mis ojos.”

“Pero si no quieres hacer el esfuerzo de ver, si no te quieres ver a ti mismo, y menos a los demás, ¿qué es lo que te va a quedar?”

“¿Parece perderse mucho no?, pero aún así es mucho lo que se encuentra. No busco ser recordado por mi imagen, no busco ser un buen recuerdo, sólo busco poder saborear aquello que nos otorga la diferencia.”

“¿Y qué es eso a lo que llamas diferencia?”

“La diferencia es el condimento de la vida, es lo que hace que todo sea distinto. Nosotros, los comedores de pan, vivimos pensando, anhelando, deseando; y al intentar alcanzar aquello que estamos viendo, nos perdemos en su espejismo, pensando que dibujamos un cuadro novedoso, cuando en verdad sólo volvemos a delimitar una cárcel, cuyas dimensiones ya no son demasiado conocidas.
Diferente es poder salir de paseo a otras dimensiones, diferente es poder sentir algo que no estuvo ahí antes; la diferencia es no querer llegar a ningún lado, pero sin dejarse de mover.”


“Tanto hablas tú de diferencia, pero qué es lo que has hecho para lograr algo diferente, para lograr esa diferencia, si yo te veo igual que siempre.”

“Ese es el problema, siempre quieres verme, así no me encontrarás.”

“¿Entonces que puedo hacer para encontrarte?”

“Esa es una buena pregunta, aunque yo no creo que haya que responderla, nadie puede hacerlo por vos. Si piensas de antemano en los medios, quedarás atrapada en la telaraña de los fines. Deja de actuar como una mosca, hay mejores cosas a las cuales emular.”


“Pero, ¿por qué hablas de emular?, si piensas así dónde queda la originalidad.”


“La triste ilusión de la originalidad. Para que pensar en ella, a quien le importa si lo que estamos haciendo es único o no; no lo podemos saber, ni tampoco hace diferencia alguna. “Construir lo propio” dicen muchos, pero yo solo veo casas hechas con ladrillos comprados, diseñadas por arquitectos, construidas por ingenieros, ¿eso es lo que llaman propio? Ayyy, la quimérica necesidad de querer demostrar lo propio, la necesidad de exhibir la jaula más bonita.”


Que palabras tan extrañas dices, mejor voy a regalarle el espejo a alguien que pueda reflejar algo más bello en él.


Si un espejo es lo que me quieres dar, mejor entrégaselo a otro. No quiero algo tuyo, no quiero poseerte; sólo quiero encontrarte, en un lugar, y no importa si es mío, tuyo, o nuestro. Sólo quiero sentirte, y yo quiero que al menos, por un momento, te tapes los ojos y también puedas sentirme. Porque ya no quiero que me des ese espejo, ya no quiero ver a través de mis ojos, ya no quiero volar, si solo lo hago como mosca, ya no quiero.
Quiero sentirte, pero sin dejar de sentirme. Cómo lo puedo hacer si vos querés un retrato. Yo no voy a estar en la mesita de luz de nadie, excepto la de su imaginación. Las imágenes engañan, y las palabras no se quedan atrás; lo único que no puede mentir es el hecho de sentir. Por eso quiero seguir haciéndolo, quiero experimentar un aluvión de sensaciones, y nadar junto a ellas, introduciendo una bella diferencia en este mundo de los calcos. ¿Estas dispuesta a ser ese tipo de diferencia?...

-



La historia parece haber hablado una vez mas, imponiéndose, anticipándose; pero no por ello pienso aceptar su tiranía.
El mundo continúa girando, y nuevamente hemos arribado a otra porción. Esta vez parece ser diferente. La cuestión ahora es su sabor ¿provendrá del mismo pastel?... Para saberlo parece que hay que dejar de lado las preguntas, porque esto ya no depende del mundo, sino de nuestra sensibilidad, de nuestras papilas. No es nada fácil poder hacer un mundo de una nimia diferencia.

viernes, 3 de abril de 2009

La póstuma "sinfonía" de los nobles

Recuerdo muy bien la imagen de ese cuadro,
como si pudiera revivirla cientos de veces.
En ella, se cristalizaba un momento muy particular,
donde, después de tantas vueltas, después de tantas batallas,
sólo dos personas restábamos en esa contienda.

Aunque había un problema, ya que ahora, mis grandes habilidades para blandir la espada,
aquellas que tiempo atrás habían derramado una cantidad inimaginable de sangre,
eran totalmente inútiles.
No era que careciera de la destreza necesaria, sino que por una extraña razón, mi contrincante era inmune a todos mis ataques.
Es que para mí, era completamente imposible desenvainar mi espada,
y ella bien lo sabía.

En cambio, yo era totalmente vulnerable a su filo,
es más, la carne me lanzaba hacia su sable, ansiando desgarrarse.
Simplemente quería volver a encontrarme con ese espeso líquido,
ya no me importaba a quien perteneciera.

Pero algunos guerreros no quieren ensuciarse las manos “innecesariamente”, y menos las de otros,
prefiriendo retirarse antes de tiempo, con tal de evitar dar esa estocada final.
Y ahí me encontraba yo, frente a su seductora figura,
esperando de una buena vez el desenlace de esta interminable cruzada.

Al final, el rojo tan anhelado brillo por su ausencia,
nuestras manos ni siquiera se involucraron,
salvo para firmar un impúdico pacto,
el cual declaraba el fin del contacto entre las partes.

La paz había llegado de una “buena” vez,
esa que tanto aflige a los héroes;
pues, para los que son dignos de tal expresión,
los honores, la perduración de su nombre en el tiempo, no significan nada.
Ellos, simplemente, buscan ser manchados en medio del combate,
y si es con su sangre,
mejor.

viernes, 12 de diciembre de 2008

A Erato

En la noche

Sólo basta un susurro, para que te haga entrega de mis brazos

Esos que muy bien sabes poseer;

Adelante, tómalos

Ya puedo empezar a sentir la calidez


Anda, acepta a éste efímero guerrero

Destrúyeme con tus cantos

Sedúceme con tu baile

Enséñame un poco de esos movimientos

Quiero danzar

¿Puedes sentir estos pasos que voy trazando?


¿Quieres bailar con aquel?

Como no, si no soy el único

Aquí, no hay uno ni dos

Sino todo un salón repleto, esperando su turno


¿Pero sabes con quienes te mueves?

¿O sólo sigues tu propio ritmo?


Ohhh, dulce diosa

Todos se abalanzan sobre ti

Anhelando perderse en tu superficie

Cuanto desean que te les acerques

Pero cuanto más desean ellos acercarse


Otórgales ese bendito elixir

Dales un toque con tu varita

Cambiando los ropajes de esa otra estúpida

Aunque sólo sea por un instante


Por favor

Vístela de seda

Queremos ensoñecernos con su belleza

Déjanos ilusionarnos

Déjanos un zapato al menos

Ya no nos importan las calabazas

lunes, 20 de octubre de 2008

Arrebato de inspiración en una noche de otoño

En una aurora particular, un joven se hallaba meditando. Escribía, escribía sin cesar, como si estuviera poseído por un espíritu, el cual le producía una ensoñación tal que el resto del mundo comenzaba a desvanecerse delante de sus ojos. En ese lugar, en ese preciso instante, ya nada más existía, solo él y su obra. Sus palabras nunca se habían sintonizado de esa manera, fluían sin cesar y él estaba ahí, viajando junto a ellas. Ya no podía detenerse, las ideas le venían como si fueran un aluvión.

En tan sólo un día había escrito un libro entero, y al cabo de terminar aquel, comenzó rápidamente con otro. Y así transcurrió todo su segundo día de arduo trabajo sentado bajo un árbol, junto a su nueva producción. Pasado el tiempo comenzó a percibir que estaba escribiendo en la mismísima tierra, ya se había hecho uno con esa resplandeciente naturaleza. Se sentía tan pleno y tan orgulloso por todo su trabajo, considerándolo la creación más sublime que jamás había realizado en toda su vida.

Hasta que un momento reflexionó: “¿cómo puede ser que yo haya escrito dos libros en tan sólo dos días, cuando habitualmente como mucho puedo escribir a penas un par de hojas?” Y en ese instante bajo la mirada nuevamente sobre su obra y solo encontró unas cuantas piedras desparramadas por la tierra. No podía entenderlo, ¿acaso se había pasado todo el día moviendo ese reducido número de piedras? ¿Eso era todo lo que había hecho en ese día? No, no puede ser, exclamaba el joven.

Dentro de su estado de profunda confusión, recordó el cuaderno que había escrito anteriormente, acudió a él, pero no lo encontraba. Lo buscó desesperadamente, insistía en que él lo había escrito, tenía q estar allí.... y allí estaba, sólo q no podía verlo. Cuando lo abrió solo encontró montones de grafismos arcaicos, y fue pasando las hojas, una por una, cada vez con más velocidad mientras decía: "No puede ser, ¿esta fue mi gran obra, cómo puede ser, estuve todo el día para escribir estas rayas?"

Y ahí fue cuando pensó: “¿acaso me he vuelto loco?, yo creía que este había sido un momento cumbre y en realidad solo estaba moviendo un par de piedritas, ¿acaso he perdido el juicio?”

De repente, su mujer se le acercó, notando su desesperación. Él intentaba de explicarle lo sucedido, pero en ese momento notó que le pesaba la cara, no la sentía, se hallaba paralizada. No podía decirle nada, no podía modular palabra alguna. Su espíritu insistía una y otra vez en explicarle que era lo que le estaba sucediendo. No había caso, sólo meros esbozos de palabras extrañas y desarticuladas afloraban de su boca, tornando todo tan lento que era indiscernible. Cualquier intento de expresar lo que sentía ya era inútil.

Frustrado, alzó la vista para reposarla sobre el espejo, y su espíritu se retorció del espanto al ver su deformado rostro, totalmente carente de facción alguna. Nuevamente se preguntaba “¿qué me pasa?, ¿estoy perdiendo la razón?”, se sentía muy impotente.

“Yo que me creía una persona cuerda… al final tenían razón, era cierto que yo estaba loco, como no pude verlo antes, y es recién el día de hoy que puedo darme cuenta, una vez que ya ha estallado.

Ya no tengo control sobre mí, por más de que lo intente y me esfuerce, no hay caso, mi cuerpo no responde, y tampoco se por cuanto tiempo más pueda seguir pensando en ello. A donde irán a parar todos mis anhelos, mis deseos; las pocas ilusiones que aún persistían se están yendo por la borda en este preciso momento. Al final, sólo soy un mero ser patético.”


Una vez más la razón se hizo presente, convirtiendo hasta el sueño más hermoso, en la más terrible pesadilla. Esa cosa que suelen llamar razón, ¿cuánta razón parece tener al final no?

Cuanto ganamos cuando la perdemos, y cuanto perdemos cuando nos percatamos de ello.

viernes, 9 de mayo de 2008

Sísifo

Así qué lo sublime se encuentra en lo estúpido?
Justo ahí es donde el anticristo vuelve a ser resignificado?


Pero de aquello parece tratarse no? (como si pudiera serlo de algo)
De la afirmación en la propia negación
De las paradojas del pensamiento
De la des-triangulación


Los puntos no me sientan
No tengo lugar en ellos
Y en ese propio trayecto me pierdo
En donde esa pérdida pareciera ser lo más cercano a un “encuentro”


Por mis lugares conocidos
Cuesta sentarse en los bancos
Siempre con tres patas
Como me aburren
Como aburro


Pero creer en que falta algo sería caer nuevamente con ellos
Qué es lo que falta?
Como si alguna vez hubiera habido algo
Sólo de mitos parecemos vivir los hombres


Sigamos empujando la piedra una y otra vez
La interpretación queda a su discreción
Como siempre…
Acaso es un castigo?